Embajador Luis Larraín Cruz

Embajador Luis Larraín Cruz
LUIS G LARRAIN SI TE GUSTÓ UN ARTICULO, COMPARTELO ENVIALO A LAS REDES SOCIALES TWITTER O FACEBOOK

sábado, 17 de julio de 2010

PROTOCOLO Lección sobre la pedantería.

Lección sobre la pedantería.

 
Hay hombres instruidos que hacen vanidad de su saber, hablando siempre en tono magistral, y decidiendo sin apelación.
  •  

    Pedantería.

    EN LA VIDA NOS TOCA MUY AMENUDO ENCINTRARNOS CON PERSONAS "PEDANTES".NO HAY QUE CAER EN ESO.

    Cada virtud y cada excelencia tienen tan inmediatos sus vicios o debilidades contrarias, que en separándose uno del camino o saliendo de sus límites, se desliza y resbala, cayendo en uno de tales precipicios; la generosidad, suele llegar a prodigalidad, la economía decaer en avaricia, el valor subir a temeridad, la precaución degradarse en timidez, y así de las demás; por lo que yo creo se requiere más juicio para conducir nuestras virtudes que para evitar sus vicios opuestos; porque el vicio mirado a buena luz es tan disforme que nos aterra a la primera vista, y con dificultad nos sedujera si al principio no llevara la máscara de la virtud; pero al contrario, la virtud es tan hermosa en sí misma que nos encanta a la primera vista, y nos empeña más cuanto más la conocemos; y creyendo que en la virtud no puede haber vicio ni exceso, como lo pensamos igualmente de todas las demás hermosuras, no advertimos que se necesita de juicio para moderar y dirigir los efectos de tan excelente causa; lo mismo, pues, sucede con el mucho saber si no está acompañado de un juicio muy profundo, porque ordinariamente nos lleva al terror, al orgullo y a la pedantería, que es el punto contra que voy a hablarte.

    Hay hombres instruidos que hacen vanidad de su saber, hablando siempre en tono magistral, y decidiendo sin apelación; y lo que de esto resulta es que las gentes provocadas del insulto y ofendidas de la opresión gritan contra la tiranía, y sacuden el yugo, abandonando, arrojando o mofando al pedante; y así, cuanto más sepas, más debes hacer el modesto; y tu propia modestia será el mejor medio de satisfacer tu vanidad; aun cuando estés seguro de lo que digas aparenta alguna duda, expón tu sentir, no decidas; y para convencer a los otros manifiéstate dispuesto a que ellos te convenzan.

    Otros por ostentar su ciencia o por preocupación a favor de su escuela, a cualquier cosa que oyen nombran a los antiguos con una veneración como si fueran algo más que hombres, y a los modernos con un desprecio como si fueran menos que ellos mismos; nunca están sin uno o dos autores clásicos en la faltriquera; siempre se atienen al buen sentido antiguo, y nada leen de las fruslerías modernas; y te dirán con la mayor seguridad que no se ha hecho el menor adelantamiento en ciencias ni artes de 1700 años a esta parte. No quiero yo con esto desacreditar a los antiguos, pero sí deseo que no seas tan adicto a ellos que excluyas a los modernos; juzga a cada uno por su mérito y no por su edad, sin ultrajar a los unos ni ser idólatra de los otros; y aunque te suceda llevar en el bolsillo una edición de Elzevir o de Bodoni, jamás la enseñes ni lo digas siquiera.

    "Nunca te dejes guiar ciegamente por autores antiguos ni modernos"

    Los escolásticos más entusiastas sacan todas sus máximas de Aristóteles, Platón, etc. sea para los asuntos de la vida privada, o sea para los de la pública, trayendo siempre ejemplos y comparaciones de sus maestros, sin considerar que no estos lo han escrito con todas sus circunstancias, ni casi pueden darse dos casos exactamente iguales; por lo que te aconsejo que nunca te dejes guiar ciegamente por autores antiguos ni modernos en lo que te suceda, sino que tengas presente lo dicho por ellos, y combines tus accidentes.

    También se ven muchos presumidos de sabios, que aunque no son tan dogmáticos ni tan graves, no por eso dejan de ser lúcidos pedantes, pues adornan una conversación, aún entre mujeres, con felices citas de griegos, latinos, franceses, ingleses, etc. con cuyos autores han contraído tal familiaridad que los nombran con ciertos epítetos o apodos como el viejo Homero, el verde Ovidio, Juan Jacobo por Rusó, el Espectador, etc. A estos pedantes hay muchos majaderos que los imitan, sin saber una palabra de nada, ni haber leído una letra de tales obras; pero que han cogido al aire varios nombres y retazos, o han aprendido algunos índices y títulos de libros, y lo encajan en todas las conversaciones impropia e impertinentemente, con el fin de pasar por instruidos.

    Igualmente merecen el nombre de pedantes los que usan en las conversaciones familiares los términos y frases de una profesión, ciencia, arte o idioma en que quieren ser creídos hábiles, como también los que todo lo siembran de refranes, títulos o versos de comedia, estribillos vulgares, expresiones provinciales o particulares de un sujeto para remedarle irónicamente; y cuantos dicen que nada se hace de bueno en el día, ni es su país, sino en otro tiempo y en otros reinos, porque todo esto no es más que dar a entender a los otros que tienen tal instrucción, tal escuela, tal sistema o tales noticias que nadie le pide ni le estima, por no ser con respecto a la sociedad en que se halla, sino con respecto a sí y a su amor propio solamente; y por consiguiente, si tu quieres excusarte por una parte la nota de pedante, y la de ignorante por otra, no te metas jamás a hacer ostentación de sabio, variando en modo alguno el tono y rutina de la compañía en que te encuentres; esto es, habla su misma lengua y su mismo lenguaje, sin dejar de decir lo que alcances cuando te toque la vez de hablar, ni interrumpir con arrogancia el dicho de los demás. Usa de tu saber como de tu reloj, teniéndolo en la faltriquera para saber la hora que es cuando lo necesites o te lo pregunten; pero sin estarlo sacando ni hacerlo sonar, para que sepan que lo tienes, imitando a los serenos que siempre están gritando la hora, y a los centinelas que siempre la están campaneando.

  •  
    RODRIGO  GONZALEZ  FERNANDEZ
    DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
    DIPLOMADO EN GESTION DEL CONOCIMIENTO DE ONU
    Celular: 93934521
    WWW.CONSULTAJURIDICA.BLOGSPOT.COM
    SANTIAGO-CHILE
    Solicite nuestros cursos y asesoría en Responsabilidad social empresarial-Lobby corporativo-Energías renovables. Calentamiento Global- Gestión del conocimiento-Liderazgo,Energias Renovables.(Para OTEC, Universidades, Organizaciones )

    PROTOCOLO: El hombre de ciudad en viaje.

    El hombre O MUJER de ciudad en viaje.

      Llegados al término del viaje nada se deben los unos a los otros sino un saludo urbano, y algunos deseos lisonjeros.

    No habléis jamás de política.

    No afectéis el hablar de vuestra persona. Un hombre prudente y discreto, no se franquea delante de los extraños; alterna en la conversación cuando es indiferente, y calla cuando toma un giro demasiado grave o demasiado libre. La opinión propia es debida a los amigos y conocidos; pero solo se merecen una política reservada aquellos de quienes no se sabe ni la situación ni las cualidades.

    Las comidas en las posadas merecen la atención de los viajeros. Por lo regular se baja del coche con un apetito extremado, y solo se tiene una media hora para satisfacerle. Conviene no olvidarse tampoco entonces de la urbanidad, y pensar en servir a las señoras cuando esté cerca de ellas; aunque no está prohibido el pensar en sí mismo.

    En una diligencia en que está el viajero condenado a pasar tres o cuatro días y otras tantas noches, pronto se establece la intimidad, la reserva individual va disminuyendo, y por lo común se introduce la franqueza a la octava posta. No nos engañemos: esta confianza tiene su origen en solo el instinto; se quiere uno libertar del fastidio del viaje y pasar el tiempo agradablemente. Así, pues, llegados al término del viaje nada se deben los unos a los otros sino un saludo urbano, y algunos deseos lisonjeros; he aquí el mundo; he aquí la vida. Los viajeros mueren así el uno para el otro, del mismo modo como dejamos a nuestros amigos y nuestros padres para hacer lugar a nuestros hijos y a nuestros nietos; morimos, ocupan nuestros asientos; dejamos la diligencia, se muda caballos, llegan otros viajeros, y el postillón chasquea.

    En un arte difícil el de viajar; y sobre todo en carruajes públicos se puede apostar ciento contra uno a que entre los compañeros de viaje que se encuentren habrá menos gente bien que mal educadas. Conviene, pues, aplicarse a combinar la urbanidad y el egoísmo de tal manera, que en las relaciones con los compañeros de viaje no sea uno ni poco urbano, ni víctima de su amor propio.

    "La finura quiere que se ceda el mejor sitio a una señora que ocupa uno menos cómodo"

    Desde que se entra en el carruaje se debe echar una ojeada indagadora sobre cada uno de los compañeros. La finura quiere que se ceda el mejor sitio a una señora que ocupa uno menos cómodo.

    Los carruajes públicos son una especie de república, en la que la severa etiqueta pierde algunas veces sus derechos; pero la decencia debe mantener siempre los suyos. Hecho ya conocimiento entre los que la casualidad ha reunido, la conversación gira regularmente sobre algunas materias alegres. La anécdota del día, o algún cuento referido con sal y jocosidad, excita en el viajero una risa franca como su apetito. Basta para hacerse amable en un viaje ponerse al nivel de las gentes con quien se va; no hacerse aguardar a las horas de montar, dormir lo menos que se pueda sobre el hombro del que va al lado, dar la mano a las señoras cada vez que suban o bajen al carruaje, y ofrecerlas el brazo cuando se trata de subir alguna cuesta.

    El escollo en este punto está en la mesa. Se sabe muy bien que las sirvientas de los posaderos, listas a los chasquidos del postillón, ponen de antemano la mesa, y apenas se está en el estribo cuando ya está la sopa pronta. El hombre diestro se anticipa a los viajeros, se sienta a la izquierda de la persona a quien sirve, y al mismo tiempo que hace circular las piezas trinchadas tiene también mucho cuidado de proveer su plato. En mesas de parador y de viaje, así como en el teatro, tiene muy pocas excepciones el "cada uno para sí". Se permite a cualquiera beber el buen vino que paga para sí solo, y solamente exige la urbanidad hacer de manera que lo traigan de oculto.

    Es indispensable una gran precaución en el viaje, pues es tan imprudente el responder a preguntas indiscretas, como incivil el hacerlas.

     
    RODRIGO  GONZALEZ  FERNANDEZ
    DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
    DIPLOMADO EN GESTION DEL CONOCIMIENTO DE ONU
    Celular: 93934521
    WWW.CONSULTAJURIDICA.BLOGSPOT.COM
    SANTIAGO-CHILE
    Solicite nuestros cursos y asesoría en Responsabilidad social empresarial-Lobby corporativo-Energías renovables. Calentamiento Global- Gestión del conocimiento-Liderazgo,Energias Renovables.(Para OTEC, Universidades, Organizaciones )